San Juan Bautista, la historia del Precursor
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Imagen de San Juan Bautista
- Imagen religiosa de San Juan Bautista, el Precursor de Jesús.
- Fabricada en pasta madera.
- Ojos de cristal.
- Pintada a mano con pintura al óleo.
- Imagen a la venta en 30, 40, 60, 80, 100, 120, 150 y 180 cm.
- San Juan Bautista está vestido con pieles de camello.
- La mano derecha esta estendida hacia el cielo y en la mano izquierda porta un estandarte con un pendón con el texto: Ecce Agnus Dei. Esta clásica representación de San Juan Bautista se debe a que fue el primero en llamar Cordero de Dios (Agnus Dei en latín) a Jesús.
- A los pies de la imagen del Santo hay un cordero acostado.
- La imagen de San Juan Bautista ha sido fabricada siguiendo la técnica tradicional de las imágenes religiosas de Olot.
Nacimiento o Natividad de San Juan Bautista
San Lucas es quien narra la el nacimiento y vida de San Juan Bautista al iniciar su Evangelio
Zacarías, el padre de San Juan, era un sacerdote judío que servía en el tempo. Zacarías había tomado por esposa a Santa Isabel, la prima de la Virgen María. Después de muchos años casados, ya llegando a la vejez, eran un matrimonio lleno de amor y felicidad. Su alegría solo se estaba limitada por un triste hecho, no habían podido tener hijos.
Un día en el templo, el Arcángel San Gabriel se le apareció a Zacarías. El Ángel le dijo que, después de tanto tiempo, sus plegarías y las de su mujer serían atendidas, que serían padres. El nacimiento de un niño llenaría de dicha sus restantes años de vida. Además le anunció que el niño sería muy especial, que sería el precursor del Mesías, que debían de ponerle de nombre Juan y que convertiría a muchas personas a la verdadera Fe. Sería un niño lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.
Al sacerdote le entraron dudas y preguntó al Ángel como sería posible que esperasen el nacimiento de un hijo si su mujer y el ya eran mayores, casi ancianos.
El Ángel le garantizó que sus palabras se cumplirían porque así lo había dicho Dios, y por no creer en la dicha que les había otorgado a Santa Isabel y a él, el sacerdote perdería la voz y no podría pronunciar ni una palabra hasta el día del nacimiento de San Juan.
Pasado nueve meses desde primera aparición del Ángel a Zacarías, Santa Isabel dio a luz a San Juan. El nacimiento del niño sucedió tal y como el Ángel había anunciado.
San Juan Bautista niño
El día del nacimiento de San Juan Bautista fue un día dichoso para sus padres, amigos y familiares.
Todos los amigos opinaban sobre el nombre que debería tener el niño. San Isabel, conocedora del anuncio que el Ángel le había hecho a su marido, no consintió otro nombre para el niño que no fuese Juan. Zacarías, que todavía no había recuperado el habla, escribiendo respaldó la decisión de su mujer. De este modo se había cumplido la palabra de Dios que el Arcángel Gabriel había trasmitido a Zacarías. Y tal y como se había anunciado, Zacarías recuperó el habla y dijo: "Bendito el Señor, Dios de Israel".
Los años posteriores al nacimiento del San Juan Bautista no están claros. Se cree que los padres del niño murieron al poco tiempo. No sabemos a ciencia cierta si por muerte natural o por algún otro acontecimiento.
En todo caso, lo que sí parece seguro es que el niño, Juan, se quedó huérfano a una edad muy temprana. En ese momento, el que sería San Juan Bautista, decidió vivir en el desierto. El niño estaba pleno del Espíritu Santo. Juan, a pesar de ser un niño, ya creía que alejándose de las posesiones materiales y viviendo en plena naturaleza se acercaba más a Dios.
Durante estos años subsistió con lo que Dios tenía a bien proporcionarle, como vestimenta llevaba pieles de camello y comía frutas, miel, raíces… San Juan únicamente se preocupaba de cada día estar más cerca de Dios a través de la oración y la penitencia.
La predicación y oración de San Juan Bautista, el Bautizo de Jesús
Tras numerosos años de oración y penitencia en el desierto, el nombre de Juan empezó a ser conocido entre las gentes de Jerusalén y Judea. Se decía que había un hombre que con su saber y sus oraciones conseguía que la gente se arrepintiese de sus pecados y cambiase su forma de vida.
San Juan Bautista vivía cerca del río Jordán. Empleaba las aguas de este río para bautizar a todos aquellos que comprendían sus oraciones y estaban dispuestos a seguir su camino, el camino de Dios. Muchos fueron los que se unieron a las oraciones de San Juan Bautista.
En sus predicaciones y oraciones anunciaba que vendría otro más grande que él que los bautizaría en el Espíritu Santo.
Un día mientras predicaba y enseñaba sus oraciones se le apareció el Espíritu Santo. Le dijo que se encontraría con Jesús, con el Mesías, y que le reconocería porque una paloma se apoyaría en su hombre cuando se encontrasen.
Jesús le pidió que le bautizase, pero San Juan no estaba de acuerdo con aquello, como podía él bautizar al Mesías, al hijo de Dios. Jesús le convenció de que así debía. San Juan aceptó la palabra de Jesús como siempre había aceptado la del Señor. San Juan, siguiendo la oración que había usado en muchas otras ocasiones, sumergió a Jesús en el agua del río Jordán. Una vez que Jesús salió del agua, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo con forma de paloma descendió para situarse justo encima de Jesús. En ese momento se escuchó una voz procedente del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias".
Al día siguiente San Juan dijo a todos los que estaban con él: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Martirio y muerte de San Juan Bautista
Para conocer la historia del martirio y muerte de San Juan Bautista debemos buscar en el Evangelio de San Marcos (San Marcos 6, 17-29).
Tras muchos años de predicación y oraciones, San Juan había adquirido notable reconocimiento. Una de las personas que contemplaba a San Juan como un hombre Santo era Herodes Antipas, tetrarca de Galilea. Herodes respetaba y disfrutaba de las enseñanzas de San Juan.
Herodes era un hombre poderoso que tomaba las decisiones sin tener en cuenta, en muchas ocasiones, las normas morales. De este modo decidió convivir con la mujer de su hermano Felipo, Herodías, su cuñada. De este modo inició una relación adúltera.
San Juan siempre había sido un hombre sincero, amante de la verdad. Y a pesar de que sabía que Herodes era un líder despótico, denunció públicamente aquella situación sin temer las consecuencias.
Herodes, a pesar de que respetaba profundamente a San Juan, no podía consentir que ninguno de sus súbditos le hablase de tal modo. Herodes eligió encarcelar al Santo en lugar de hacerle matar. No quería tener sobre su conciencia la muerte de tan notable persona.
Herodías no estaba satisfecha con este castigo, buscaba la manera de que Herodes ordenase la muerte de San Juan.
La ocasión se presentó en el cumpleaños de Herodes. El tetrarca de Judea decidió dar una fiesta por todo lo alto para conmemorar su aniversario. Celebró una fiesta en la que invitó a las más destacadas personalidades de la región. En esta fiesta Salomé, la hija de Herodías y Filipo, obsequió a Herodes con un baile.
Salomé bailó con la gracia de los mismos Ángeles. Herodes quedó tan impresionado por el baile de Salomé que le dijo que podía pedirle lo que quisiese, cualquier deseo que la joven tuviese le sería concedido. Salomé recurrió a su madre, le preguntó que debía pedir. Herodías teniendo claro la gran oportunidad que se le presentaba, le dijo a su hija que le pidiese la cabeza de San Juan en una bandeja.
Salomé, siguiendo el consejo de su madre, le dijo a Herodes que quería la cabeza de San Juan en una bandeja. Herodes se entristeció pero debía de cumplir su palabra. Ordenó a uno de sus guardias que fuese hasta la prisión y que le cortase la cabeza a San Juan