Estampa de la Virgen del Rocío con medalla
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Estampa de la Virgen del Rocío con medalla
- Estampa o estampita religiosa.
- 8,5 cm de ancho.
- 5,5 cm de alto.
- Estampa laminada en plástico.
- Incluye medalla de metal plateado con la imagen en relieve de San Judas Tadeo.
- Parte trasera de la estampita con la oración: Ave María.
Historia de la devoción mariana de la Virgen del Rocío
La Virgen del Rocío, también conocida como la blanca paloma o la Reina de las marismas, es una de las advocaciones marianas más queridas en España, especialmente en Andalucía. Su culto reúne cada año a miles de peregrinos que acuden a honrarla. El peregrinaje al Rocío es una de las fechas más importantes dentro del calendario de los andaluces. Es una tradición que se ha conservado durante generaciones y que tiene un gran arraigo entre la población.
La devoción a la Virgen del Rocío se remonta al siglo XIII. Según la tradición, un cazador de Almonte (provincia de Huelva) descubrió una figura de la Virgen en el tronco de una encina dentro de las marismas de Doñana. El cazador, sorprendido por el hallazgo, cogió la figura y se la llevó bien protegida para que no sufriese daño alguno. Una vez que llegó al pueblo, avisó a los vecinos con gran alegría para enseñarles lo que había encontrado. Sin embargo, cuando iba la iba a mostrar se dio cuenta de que la figura había desaparecido.
El cazador y sus vecinos, sorprendidos por aquel misterioso hecho, volvieron al lugar donde había sido vista la figura por primera vez. La figura reposaba placidamente en su lugar original. Este suceso fue considerado un milagro, motivo por el cual se construyó una primera ermita.
Este hallazgo místico, ocurrido en el paraje conocido originalmente como La Rocina, marcó el inicio del culto que actualmente congrega a más de un millón de peregrinos anuales.
La devoción fue apoyada por diferentes monarcas y se difundió gracias a las hermandades rocieras, que desde hace siglos organizan peregrinaciones y celebraciones anuales para honrar a la Virgen.
La imagen de la Virgen del Rocío
La imagen primitiva de la Virgen del Rocío es una talla de madera de origen francés, según la mayoría de las fuentes. Se estima que fue hecha en entre los años 1280 y 1335. Esta escultura original medía aproximadamente 1 metro de altura.
En los primeros años, la figura recibió el nombre de Nuestra Señora de los Remedios. Tras su hallazgo por parte del cazador, se empezó a denominar con el nombre de Santa María de las Rocinas, denominación que perduró durante muchos años hasta que definitivamente se hizo mundialmente famosa como Nuestra Señora del Rocío.
A lo largo de los siglos, la imagen de la Virgen del Rocío ha experimentado diversas modificaciones. En el siglo XV sufrió una importante restauración que le imprimió un carácter gótico.
A finales del siglo XVI comenzó la tradición de vestir la imagen con ricos atuendos. En este periodo, la imagen sufrió una reforma significativa, cambiando sus manos, la figura del Niño Jesús y la mirada, otorgándole la característica caída de ojos que hoy en día se puede contemplar.
Así permaneció durante casi 100 años hasta el siglo XVII. En aquel momento, la imagen sufrió otra alteración con el objetivo de adaptarla a las vestimentas de la época. Para ello se modificaron sustancialmente las partes del tronco de la talla original.
Hoy en día, la figura de la Virgen del Rocío ha alcanzado el tamaño de 156 cm. A pesar de las modificaciones sufridas, la escultura conserva elementos originales de la primitiva talla gótica, lo que la convierte en un símbolo único de historia, arte y fe.
Medalla de la Virgen del Rocío en la estampa
La estampa de Nuestra Señora del Rocía incluye una medalla plateada en la cual se refleja la silueta de la Virgen.
En la silueta se reflejan los elementos característicos de la figura de la Virgen del Rocío.
Vestimenta ornamentada: La Virgen viste un manto de gran riqueza decorativa, adornado con detalles florales y brillantes, evocando el estilo barroco característico de su iconografía.
Rostro sereno y dulce: La imagen transmite una expresión de paz y ternura, destacando su mirada amorosa y maternal.
Corona real: Lleva una gran corona dorada, símbolo de su realeza celestial.
Niño Jesús en brazos: Como en muchas representaciones marianas, sostiene al Niño Jesús, quien también luce una vestimenta decorada.
Rodeada de ráfaga y rostrillo: Su imagen está enmarcada por una ráfaga en forma de halo dorado, con elementos decorativos que realzan su divinidad. La cara de la Virgen está ornamentada con un rostrillo.
Media luna a sus pies: Se observa la media luna a sus pies, un elemento simbólico de la Virgen como Reina del Cielo, en referencia a la visión del Apocalipsis (12:1).