Cruz de cursillista | Cursillos de Cristiandad | 14,5 cm.
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Cruz de cursillista | Cruz para Cursillos de Cristiandad
- Cruz de cursillista, símbolo de los Cursillos de Cristiandad.
- Fabricada en metal plateado con detalles esmaltados en color negro.
- Medidas de la Cruz
- 14,5 cm de alto.
- 7,5 cm de ancho.
- Medidas de la figura de Cristo:
- 7 cm de alto.
- 5 cm de ancho.
- Incluye inscripción "INRI" en la parte superior.
- Diseñada para colgar, perfecta para retiros, encuentros y actividades espirituales.
Cursillos de Cristiandad
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), conocido popularmente como cursillistas o movimiento cursillista, es un movimiento eclesial reconocido dentro de la Iglesia católica, que entre 1940 y 1949 en el Monasterio de San Honorato de Randa, en Mallorca.
Los fundadores del Movimiento de Cursillos de Cristiandad son un grupo de seglares y sacerdotes del Consejo Diocesano de los Jóvenes de Acción Católica (JAC) de Mallorca, quienes organizaron una serie de cursillos para preparar a los feligreses de cara a la peregrinación nacional a Santiago de Compostela del año 1948. Dentro del grupo de fundadores cabe destacar a Eduardo Bonnín Aguiló, a los sacerdotes Mons. Sebastián Gayá Aguilera y D. Juan Capó Bosch y al Obispo de Mallorca, Mons. Juan Hervás Benet.
Aquellos cursillos, conocimos como Cursillos de Adelantados de Peregrinos y Cursillos de Jefes de Peregrinos, son la semilla que originó lo que hoy en día se conocen como los Cursillos de Cristiandad.
El primer Cursillo de Cristiandad se celebró en enero de 1949 en el monasterio de San Honorato en Mallorca. Ese mismo año se realizaron 20 cursillos.
Rápidamente, los responsables se dan cuenta del potencial evangelizador de la iniciativa y deciden estructurar formalmente el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) creando la Escuela de Responsables, el Secretariado diocesano y se definen las reuniones y ultreyas postcursillo.
El MCC se expandió desde Mallorca a la península en 1953, comenzando en Valencia. Gracias a iniciativas locales y una carta pastoral en 1957, el movimiento se difundió rápidamente por toda España, preparándose para una expansión internacional.
El año 1953 el movimiento también inicia su camino en América. El primer Cursillo de Cristiandad fuera de España se celebró en Columbia.
En Europa, el MCC enfrentó el desafío del idioma, pero logró establecerse en Portugal, Austria e Italia en 1960, y en Alemania en 1961. En 1974, el movimiento llegó a Europa del Este desde Austria, marcando un nuevo hito en su expansión.
En Asia, el MCC comenzó en Filipinas en 1962. En Australia, el movimiento se estableció en 1963 entre inmigrantes españoles y en 1965 entre la población local. Desde Filipinas, el MCC se extendió a otros países asiáticos, alcanzando también algunas áreas de África.
Las etapas de los Cursillos de Cristiandad
Un Cursillo de Cristiandad se divide en tres etapas principales:
- Pre-Cursillo: Preparación y selección de los candidatos para asegurar que estén listos para la experiencia.
- Cursillo: Un retiro de tres días donde se ofrecen charlas, oraciones y actividades comunitarias.
- Post-Cursillo: Participación en reuniones llamadas "Ultreyas", que fortalecen la comunidad y la espiritualidad.
Significado de la Cruz en las reuniones y ultreyas
La Cruz ocupa un lugar esencial en los Cursillos de Cristiandad. Es el símbolo de Cristo representando el sacrificio y el amor infinito de Jesús por la humanidad, sirviendo como inspiración y fortaleza para la fe de los participantes.
La Cruz es el símbolo de la redención y de la vida eterna, trascendiendo el sufrimiento y la muerte. Es el punto de apoyo para buscar una nueva vida, una transformación espiritual a través de oraciones, reflexiones y rituales.
Además, la Cruz es una herramienta poderosa de evangelización, inspirando a los cursillistas a vivir y compartir su fe con toda la comunidad a la que pertenecen.
Ultreya, sigue adelante
La palabra ultreya tiene su origen en una saludo que usaban los peregrinos de Compostela cuando se encontraban en su camino para saludarse y animarse mutuamente a lo largo de su viaje.
Esta expresión llena de energía y esperanza deriva del latín ultra y significa “¡sigue adelante!”, evocando así un sentido de perseverancia y continuidad en la travesía hacia su meta. Además, la palabra ultreya, refleja un sentimiento de pertenencia, de unión entre peregrinos, de comunidad.
Todos estos valores fueron los que ayudaron a seleccionar el término ultreya para designar las reuniones postcursillo que se realizan de manera periódica.
Las reuniones que se hacen después del Cursillo son momentos de unión en la cual los participantes comparten la fe, las vivencias después de asistir al Cursillo, así como los frutos que cada uno ha cosechado a lo largo de su camino espiritual.
Estos encuentros pueden ser a nivel diocesano, nacional o incluso internacional, promoviendo una conexión entre diferentes comunidades y fortaleciendo los lazos entre los participantes cursillista.