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Virgen de Lourdes
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Virgen de Lourdes

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La Virgen María eligió Lourdes, un pequeño pueblo del sur de Francia, para mandar un mensaje de amor y esperanza a la humanidad. La Virgen María se apareció a Bernadette Soubirous, una joven campesina, sin apenas estudios y de familia humilde, en el año 1858. La Madre de Dios se apareció en la Gruta de Massabielle y confirmó la doctrina de la Inmaculada Concepción. La advocación mariana de la Virgen de Lourdes es una de las populares del mundo. 

Las apariciones de la Virgen en Lourdes

En la pequeña aldea de Lourdes, ubicada en los Pirineos franceses, se desarrolló una historia que cambiaría el curso de la vida de muchos: las apariciones de la Virgen María a una joven pastora llamada Maria-Bernada Sobirós (original en occitano - bigurdán, dialecto del gascón usado en la zona de Lourdes,), Bernadette Soubirous  o Marie-Bernarde Soubirous (en francés) y María Bernarda Soubirous (en español). 

Entre febrero y julio de 1858, la Virgen se le apareció a Bernadette en dieciocho ocasiones, transmitiendo mensajes de paz, conversión y oración.

La localidad de Lourdes se ubica en el sur de Francia, en la región de Occitania, cerca de los Pirineos. En esta población vivían tres niñas, Bernadette, su hermana Marie-Toinette, y una vecina Jeanne Abadie. Bernadette era la mayor de las tres niñas, tenía 14 años en el momento en cual la Virgen María se apareció. 

Según la abundante documentación que ha llegado hasta nuestros días, el día 11 de febrero de 1858, mientras las tres niñas buscaban leña, llegaron a la Gruta de Massabielle. 

La Virgen María se le apareció en 18 ocasiones a la Bernadette entre el 11 de Febrero de 1858 y el 16 de Julio de 1858. A lo largo de las apariciones de Lourdes, la Virgen María dejó a Bernadette una serie de mensajes y peticiones de gran relevancia.

Bernadette Soubirous fue proclamada santa por Pío XI el 8 de diciembre de 1933. Santa conocida en Francia como Saint Bernadette.

El 11 de Febrero se estableció como el día de la Virgen de Lourdes y la Jornada Mundial del Enfermo como homenaje a las propiedades curativas del agua de Lourdes. 

La imagen de la Virgen María en Lourdes

En la Gruta de Massabielle, a las afueras de Lourdes, Bernadette contempló como una extraña luz surgiendo de la oscuridad de la cueva. Al acercase divisó a la brillante figura de una hermosa mujer que vestía de manera muy sencilla. Una preciosa dama que desprendía amor y paz. 

Según el relato de la niña, la imagen iba vestida de blanco que cubría la totalidad de su cuerpo. Sobre la cabeza, vestía un velo de color blanco. En la cintura, la imagen mariana llevaba atado un cinturón de azul celeste. La vestimenta de la imagen se completaba con una rosa amarilla colocada sobre cada uno de los pies de la figura. 

La jovencita al ver la imagen brillante por primera vez se arrodilló. Instintivamente, sacó el rosario que tenía en su traje y comenzó a rezar. Bernadette continuó orando hasta que la figura se desvaneció sin decir nada.

Hoy en día en la cueva hay una figura que se realizó siguiendo las directrices que marcó Santa Bernadette. La imagen de 188 cm. representa a una mujer joven, vestida con ropa y velo blanco, cinturón celeste, con las manos juntas en posición de oración, una rosa dorada sobre cada uno de los pies y un rosario colgado de las manos. 

La figura reposa sobre una piedra con la inscripción Que soy era Immaculada Councepciou.

La quincena milagrosa, la tercera aparición de la Virgen de Lourdes

La niña había hablado con sus padres los hechos y visiones que había experimentado. Sus progenitores no entendían lo que pasaba y trataban de alejar a Bernadette de la gruta. La llamada de la Virgen era fuerte, la jovencita no pudo evitar volver a visitar la cueva. 

El 18 de febrero de 1858 sucede la tercera aparición de la Nuestra Señora en la Gruta de Massabielle. En este encuentro Bernadette le pide a la imagen brillante que escriba su nombre en un papel. Ante esta petición, la Virgen María le dice que no es necesario ponerlo por escrito. Es, en este momento, en el cual Bernadette escucha por primera vez de la voz de la Virgen. 

Bernadette ante su incapacidad de dar nombre a aquella preciosa imagen que podía ver, empezó a llamarla Aquerò, que significa aquello en bigurdán.

Bernadette, de nuevo, reza ante la imagen de Santa María. Una vez que han terminado de rezar el rosario, antes de que la figura se desvanezca, la niña le pregunta a la imagen si podría puede volver a verla. Nuestra Señora le dice que la visite durante 15 días, si lo hace, la hará feliz en el otro mundo. 

Durante los siguientes quince días, desde el viernes 19 de febrero de 1858 hasta el Jueves 4 de Marzo de 1858, la niña Bernadette acudió a la cueva cumpliendo con la promesa que le había hecho a la Virgen María. 

A lo largo de estos quince días en número de personas que acompañaban a la joven no paró de aumentar. Cada vez eran más las personas que estaban interesados en conocer el gran secreto que se escondía en la gruta de Massabielle.

A lo largo de este periodo de tiempo la Virgen reveló a la vidente importantes mensajes para la humanidad.  

La vela y la oración personal

Bernadette, imbuida por el amor de la Virgen, acude a la gruta con su rosario y una vela. La Virgen recibe estos dos objetos con una gran sonrisa. Además, en los dos primeros días de la quincena milagrosa, la Virgen enseña a la niña vidente una oración personal para que pueda rezar. Esta oración no puede ser revelada. Esta oración es un puente, un canal directo de comunicación con la Virgen María. 

Después de enseñarle la oración, la Virgen le pidió a la niña que la gente devota peregrinase a la gruta con una vela encendida como símbolo de amor a la Santa Madre. A raíz de este momento, los fieles empiezan a llevar velas y cirios para colocarlos en las rocas que forman las paredes de la gruta. La luz de las velas, las oraciones y peticiones se convierten en algo habitual dentro de la cueva. 

La fe en la Virgen María y en los hechos que relata la niña se hace cada vez más fuertes. Un gran número de los vecinos abandonan sus dudas y abrazan con amor los mensajes de Nuestra Santa Madre. 

La penitencia en las apariciones marianas de Lourdes

Santa María centra su mensaje en la necesidad de penitencia. Nuestra Señora insta a Bernadette a practicar la penitencia y la oración por ella misma y por los pecadores del mundo. 

La penitencia, la humildad y el amor a Dios y a Santa María deben ser el camino hacía la salvación. La humidad debe de sacrificarse para conseguir el perdón de los pecados y alcanzar la vida eterna. 

Santa Bernadette vivió el resto de su vida siguiendo el camino de la penitencia, la humillación y el sacrificio personal como método para acercarse a la Virgen María y a Dios. 

La fuente de agua de la Virgen de Lourdes

Al día siguiente, Bernadette acudió de nuevo a su reunión con Santa María. En esta ocasión, la Virgen le pidió que bebiese agua de la fuente que estaba en la gruta y que comiese hierba. 

La niña buscó por el suelo y las paredes de la cueva, pero no encontró el manantial. Tras mucho buscar, vio que había un hueco con la tierra un poco removida. Usando sus pequeñas manos escarbó en el suelo hasta que empezó a brotar agua. 

En un primer momento, el agua brotó mezclada con el barro del suelo de la cueva. La niña recordó las enseñanzas de la Virgen María y, a pesar de la impureza con la que salía, bebió del agua y comió la hierba tomando aquel gesto como un símbolo de penitencia y humillación. 

Los presentes en la cueva pensaron que la joven se había vuelto loca. Algunos de ellos se burlaban y reían de las acciones de la niña. En medio del revuelo, los más cercanos a Bernadette se dieron cuenta de que el agua no paraba de emanar, cada vez más transparente, cada vez más pura. El pequeño hilo de auga se convirtió en un gran torrente. 

Hasta los más incrédulos callaron, las risas y las burlas cesaron. El milagro de la fuente de la Virgen de Lourdes era el hecho que demostraba fehacientemente que en aquel lugar se estaban produciendo apariciones milagrosas. El sacerdote de Lourdes, que había pedido una prueba de la veracidad de la presencia de la Virgen, finalmente comprendió la importancia del momento que estaban viviendo. 

El manantial, con el paso de los años, alcanzará fama mundial por sus milagrosas propiedades curativas. 

Que soy era Immaculada Councepciou (Yo soy la Inmaculada Concepción)

El día 25 de marzo de 1858 la Virgen María, en su aparición ante Santa Bernadette, confirmó un dogma de la Iglesia Católica que había sido objeto de discusión a lo largo de los siglos, la Inmaculada Concepción de María. 

En ese día, la niña escuchó el verdadero nombre de la Dama. Nuestra Santa Madre, poniendo las manos juntas en posición de rezar y mirando al cielo, dijo en bigurdán Que soy era Immaculada Councepciou, lo que se podría traducir por Yo soy la Inmaculada Concepción. 

Bernadette Soubirous era una pequeña niña de gran corazón, pero prácticamente analfabeta com la mayoría de los vecinos de Lourdes. Ella no comprendía la importancia de la frase que acababa de escuchar. Simplemente recordó las palabras que la Virgen María le había dicho y las repitió al sacerdote y al obispo local. 

La importancia de esta frase fue muy grande ya que suponía la confirmación del dogma catóico de la Inmaculada Concepción de María. Pocos años antes, el 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, a través de la bula Ineffabilis, proclamó solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción. Es decir, que la doctrina que afirma que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original desde el mismo instante de su concepción es verdadera y debe de ser creída y respetada por todos los miembros de la Iglesia Católica. 

En el año 1858, año en el cual la Virgen le revela su nombre a Santa Bernadette, solo los sacerdotes, obispos, miembros del clero en general, y algunos fieles más cultos sabían que la bula Ineffabilis había sido promulgada. Era imposible que una persona de la condición de Bernadette conociese la existencia de la bula, o la expresión de la Inmaculada Concepción, si la intervención divina. 

El milagro de la vela de Lourdes

El conocido como el milagro del cirio o de la vela es otro de los extraordinarios hechos que acontecieron durante en la gruta de Lourdes. 

En la aparición decimoséptima, Bernadette estaba en trance como en otras ocasiones. En una mano sostenía la vela y en la otra el rosario. La vela se fue consumiendo mientras la niña permanecía quieta, la llama de la candela se fue acercando a su mano.

Los presentes contemplaban atónitos como el fuego que salía de la vela estaba sobre la piel de la mano de la vidente. A pesar de que llama seguía ardiendo, no parecía dañar a la joven que permanecía rezando en su trance.

Tras un breve período de tiempo, la joven volvió en sí, y la llama de la vela se apagó. El doctor Douzous, médico de la localidad de Lourdes, se acercó rápidamente a examinar la mano de la joven temiendo ver graves quemaduras. 

El doctor no podía ocultar su sorpresa cuando vio que la mano de Bernadette no había sufrido daño alguno. Él mismo había sido testigo de la como la llama estaba sobre la mano de la Santa. No había justificación médica que pudiese justificar el motivo por el cual la niña no se había quemado.  

La capilla de Lourdes, un mensaje para el sacerdote


En varias ocasiones la Virgen le dijo a Santa Bernadette que quería que se edificase una capilla en la gruta de Lourdes. La niña vidente trasmitió los deseos de la Nuestra Santa Madre al sacerdote de Lourdes, el cura Peyra-male. 

El párroco desconfiando de que fuesen delirios de juventud de la muchacha, le pidió Bernadette que le pidiese un milagro a la Virgen, que hiciese florecer un rosal en pleno invierno. 

Si el milagro se producía, el sacerdote accedería a cumplir todos los designios que la Santa Madre trasmitiese a través de la vidente. 

Los hechos que se fueron sucediendo dentro de la gruta convencieron al sacerdote de que era la Virgen María la que realmente se estaba apareciendo a Santa Bernadette.

La aparición de la fuente de agua milagrosa dentro de la cueva, la anunciación de la Inmaculada Concepción o el milagro de la vela fueron hechos que convencieron al sacerdote de Lourdes y a las autoridades eclesiásticas de la presencia de la Virgen María en la gruta de Massabielle.

En 1861, tres años después de las apariciones, el abate Dominique Peyramale, sacerdote local, junto con su obispo monseñor Bertrand-Sévère Mascarou Laurence, adquirieron la gruta y los terrenos circundantes. Comenzaron a adaptar el área para hacerla más accesible a los visitantes y a construir la primera iglesia, conocida actualmente como la cripta.

28 de julio de 1858, el obispo de Lourdes inicia una comisión de investigación para la aprobación eclesiástica de las apariciones. Los interrogatorios y trabajos de la comisión duran cuatro años.  El 18 de enero de 1862 se el Mandamiento del Reconocimiento de las apariciones documento en el cual se reconoce que  la Inmaculada María, Madre de Dios, se ha aparecido realmente a Bernardita Soubirous. En ese mismo año el Papa Pío IX autorizó al obispo local para que permitiera la veneración de la Virgen María en Lourdes en 1862.

Hoy en día, el área de la cueva de Lourdes tiene aproximadamente 52 hectáreas y cuenta con 22 lugares de culto. Se cree que es el lugar de peregrinación más importante de la cristiandad después del Vaticano, recibiendo casi 6 millones de personas anualmente.

Dentro de los templos que forman parte del conjunto destancan:

  • La Basílica de la Inmaculada Concepción, conocida como la Basílica Superior, consagrada en 1876.
  • La Basílica del Rosario, conocida como la Basílica inferior, consagrada en 1901.
  • Basílica de San Pío X, conocida como la Basílica Subterránea, consagrada en el 1958 con motivo del centenario de las apariciones marianas. 
  • Iglesia de Santa Bernadette, consagrada en 1988. Se construyó frente a la Gruta, al otro lado del río Gave de Pau, lugar donde se vio a la Virgen María en Lourdes por última vez. 

La novena de Lourdes, una oración a la Virgen María

Una novena de Lourdes, también conocida como la novena de la Virgen de Lourdes o la novena de Nuestra Señora de Lourdes, es una serie de oraciones y devociones que se rezan durante nueve días consecutivos en honor a la Virgen de Lourdes para obtener su intercesión con alguna intención específica. Es común que se rece las novenas durante los nueve días anteriores a la Fiesta de la Virgen de Lourdes, el día 11 de Febrero, día que se conmemora el aniversario de la primera aparición. De este modo, se hacen oraciones desde el día 2 de enero hasta el día 10 de enero. 

Las novenas se consideran una forma de orar con mayor intensidad y compromiso. El rezo continuado durante nueve días ejemplifica un alto grado de implicación y deseo de alcanzar la gracia deseada.

El origen de realizar las oraciones con forma de novenas no está claro. Existen diferentes explicaciones. Una de las versiones más populares es la que sitúa el nacimiento de las novenas en los nueve días que van desde la Ascensión de Cristo y Pentecostés. Periodo durante el cual los apóstoles y la Virgen esperaron la venida del Espíritu Santo sumergidos en oraciones y rezos. 

Es habitual que las oraciones busquen la curación física o espiritual por el poder curativo milagrosa que tiene el agua de la gruta de Lourdes. 

La estructura de rezos diaria de una novena no está definida, pero, por lo general, suelen estar formada por varias partes diferenciadas. En primer lugar, se hace una oración a la Virgen María pidiendo su asistencia durante los rezos. 

A continuación, se puede leer algún pasajede la Biblia con el fin de reflexionar sobre su contenido y sobre cómo puede ser útil para nuestra vida diaria. Terminada la reflexión bíblica, se puede rezar alguna oración a la Virgen de Lourdes. 

Después se plantea la petición personal o la intención particular por la que se reza la novena. 

Para finalizar, se hace una última oración a modo de conclusión agradeciendo a Nuestra Señora de Lourdes todos los dones que nos concede. 

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